A poco de dar comienzo los dieciséis días de activismo contra la violencia de género, el pasado día 25 de noviembre, Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, y que finalizarán el próximo 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, no podía dejar pasar la ocasión sin mostraros una lectura como la que hoy os traigo.
Se trata de “Cartas desde el Maltrato (diario de una mujer maltratada)”, de Roberto Martínez Guzmán. Uno de esos libros que de ninguna manera te dejan indiferente. En él, el autor nos presenta una serie de cartas que fueron escritas por una mujer víctima de la violencia de género. Las cartas son reales, prestadas por la protagonista para dar a conocer su historia.
Evidentemente, todos los nombres han sido cambiados para proteger la intimidad de los protagonistas, pero en ningún momento hay que olvidar de que se trata de hechos reales.
Desde sus cartas, que redacta cada noche, Montse nos va contando el acoso de su marido. Una persona maravillosa cuando le conoció pero que fue cambiando hasta convertirse en un auténtico maltratador.
Quique, el marido de Montse, comienza a tener unos celos descontrolados hacia su mujer. Los gritos y las amenazas se van sucediendo cada vez que ve a Montse hablar por teléfono con alguno de sus amigos. Le acusa de tener relaciones sexuales con todos ellos, cuando Montse sufre de agorafobia desde que comenzó la situación y no puede salir sola fuera de casa.
Miriam, prima de Montse, pero a la que ella misma considera su hermana, le anima a dejarle, pero su verdadero afán es mantener el control sobre Montse, para poder manipularla a su antojo.
Cuando por fin Montse se decide y solicita el divorcio exprés, Quique no pone ningún impedimento pero continúa viviendo con ella en su casa. Su afición a la bebida le hace tener cambios de humor cada vez más radicales, tan pronto está llorando como amenazándole. En sus intentos por tener sexo con Montse, llega incluso a drogarla para que no recuerde nada.
Los gritos, amenazas, golpes, zarandeos y violaciones, se suceden continuamente. De ello es testigo Yolanda, la hija que ambos tienen en común, con sólo seis años de edad. Pero de puertas afuera, Quique sigue comportándose como si siguieran casados y es encantador con todo el mundo. La propia familia de Montse no entiende cómo ha podido divorciarse de él.
Para que Yolanda no tenga que vivir esas violentas situaciones, Montse le envía a vivir con Miriam, que rápidamente comienza a quitarle responsabilidad a Montse como madre.
Hasta que un día, un hecho inesperado, da un vuelco a la historia.
Hay que indicar que muchas de las cartas fueron eliminadas por Quique cuando las encontró. Durante la presentación de las cartas, publicadas en su formato original y con lenguaje coloquial y cotidiano, el autor se limita a hacer meras aclaraciones para ayudar a entender ciertas partes de la historia
He de reconocer que en multitud de ocasiones me he sentido algo violenta, por tener una sensación de invadir la intimidad de una persona en una situación tan delicada. Pero creo que es una idea maravillosa que el autor haya decido hacer públicas estas cartas y un gran gesto de valentía por parte de Montse al atreverse a poner al alcance del mundo su experiencia.
Quizá su publicación haga que las personas logren tomar conciencia y empatizar con las víctimas de la violencia de género y sean capaces de reaccionar ante tales situaciones. El mero hecho de limitarte a ser un espectador pasivo de ello, te convierte inevitablemente en cómplice del maltratador.
Levantemos la vista de nuestros ombligos para que la violencia de género, y cualquier tipo de violencia en general, sea un hecho pasado a la historia. Todas las personas merecemos ser respetadas. Punto.
Una lectura ligera de alto contenido sentimental, crueldad y dureza que, sin duda alguna, os recomiendo leer.