Aquella noche Elena salió a correr por un parque que se encontraba a un par de manzanas de distancia de su casa. Solía hacerlo por la mañana, antes de irse a trabajar, pero aquella mañana el despertador decidió saltarse el timbrado y suerte tuvo de llegar a tiempo al trabajo. Así que había decidido hacer su recorrido habitual por la noche. Era tarde, serían ya cerca de las doce de la noche, cuando salió a correr. Había esperado a que pasase un tiempo después de la cena antes de salir.
Sabía que a lo mejor no era lo más prudencial, pero si no salía a correr a diario parecía que le faltaba algo, necesitaba su dosis de ejercicio diario, oxigenar bien sus pulmones para afrontar el día. Aquella mañana en el trabajo apenas había rendido lo suficiente como para justificar su jornada laboral, pues le había faltado su energía diaria. Así que pensó que sería una buena idea compensar la falta de ejercicio matinal. Se enfundó su ropa deportiva, una ligera chaqueta de chándal y salió a la calle. Todavía había algunas personas paseando a sus perritos, pero en general la calle estaba muy poco transitada. Se dirigió a paso ligero hacia el parque para comenzar su ejercicio. Le gustaba correr en el parque, rodeada de vegetación, de grandes árboles que oxigenaban su cuerpo y su mente a la perfección.
Al llegar, el presentimiento que tuvo no fue nada bueno. El parque estaba demasiado solitario y las luces de las pocas farolas que alumbraban su recorrido habitual proyectaban sombras que se le antojaron casi fantasmales. Soplaba un fresco viento otoñal que movía las hojas de los árboles con energía, produciendo un ruido seco y casi estremecedor.
Sin parar a pensárselo una vez más, comenzó su carrera. Siempre completaba cuatro vueltas al parque, en total un recorrido de unos diez kilómetros, apenas le llevaba media hora. Aquella noche se planteó realizar solamente tres vueltas o quizás dos.
La primera vuelta al parque transcurrió con normalidad, por lo que se sintió más animada y casi decidida a completar las cuatro vueltas de costumbre. No fue hasta el comienzo de la tercera vuelta cuando notó un sonido extraño. Reconoció el sonido de unos pasos aproximarse a grandes zancadas hacia ella. Se giró ligeramente, sin abandonar el ritmo de su carrera, y pudo contemplar una gran silueta masculina, vestida con ropa deportiva y una sudadera oscura con una capucha que le ocultaba parte del rostro. Su corazón se aceleró inmediatamente, su mente intentaba tranquilizarle, pero su corazón bombeaba cada vez con más fuerza dentro de su pecho.
Comenzó a correr con mayor velocidad, sintiendo cómo las grandes zancadas de aquel desconocido aumentaban también el ritmo tras ella. Se planteó salir del parque, darle esquinazo a su evidente persecutor, pero faltaba al menos media vuelta para llegar a la entrada y, por ende, también a la salida. Llegó un momento en que ya no pudo aguantar el ritmo, tuvo que detenerse un momento para recuperar el aliento, las sudorosas manos apoyadas sobre sus rodillas. Aquel fue el gran error que aprovechó su persecutor para aumentar su ritmo y reducir la distancia que les separaba. Cuando Elena quiso reanudar la marcha, él se encontraba tan cerca que podía escuchar claramente el sonido de su respiración agitada. Cada vez lo sentía más cerca y sintió verdadero pánico por primera vez en la noche.
Hasta que, finalmente, unos fuertes brazos le detuvieron, y una enorme mano le tapó la boca para evitar que emitiese sonido alguno. Intentó forcejear, liberarse de su presión, incluso intentó lanzarle algún mordisco a su atacante, pero todo fue inútil. Le tenía irremediablemente reducida. Notó una presión en el bajo de su espalda e instintivamente supo lo que estaba a punto de ocurrir.
– Shhhhh – le susurró el desconocido al oído. – Si te estás calladita prometo no hacerte ningún daño. Voy a soltar la mano de tu boca, para no levantar sospechas, pero como se te ocurra gritar te juro que las pagarás.
El sentido común de Elena se impuso al pánico que sentía en aquellos momentos e hizo lo que su captor le pedía. Su respiración era entrecortada, mientras el fuerte amarre de aquel hombre no aflojaba la presión en ningún momento. Le dirigió a la salida del parque, y de allí a un oscuro callejón que había en el polígono industrial contiguo. A aquellas horas no pasaba ni un alma por allí, por lo que supo que no tenía escapatoria.
Apenas se habían adentrado unos metros en el callejón, tras una pequeña curva que les protegía de miradas indiscretas, cuando el desconocido le acorraló contra la pared, aún de espaldas a él. Notaba su agitado aliento en su cara mientras le desabrochaba la chaquetilla e introducía las manos bajo su camiseta, y comenzaba a masajear con fuerza sus pechos, libres de sujetador. Estiraba y retorcía sus pezones a su antojo, mientras le repetía al oído que se mantuviera calladita si no quería sufrir ningún daño.
Sintió cómo bajaba sus mallas de deporte hasta prácticamente los tobillos y con una ligereza inusual, le arrancaba de golpe su pequeño tanga de algodón. Elena tenía la cara apoyada contra la pared de cemento, al igual que las manos, que había levantado también apoyándolas en la pared como si quisiese mandarle una clara señal de rendición. Las grandes manos de aquel hombre empezaron a masajearle el culo, mientras un dedo hambriento se introducía en su interior. Su cara no se había despegado de la suya en ningún momento.
– Mmmmmm, qué bien, mojadita, como a mí me gusta. Te ha puesto cachonda la situación, ¿eh? Mejor, así disfrutaremos los dos. – La voz del desconocido seguía siendo apenas un susurro, las dos caras muy juntas, entremezclando las respiraciones.
No tuvo tiempo de responder, aunque tampoco es que tuviera intención de hacerlo, cuando notó cómo era penetrada violentamente desde atrás. Su cara rozaba el áspero cemento de la pared en cada embestida, imparable, una tras otra, una y otra vez.
Elena llegó al clímax instantes antes de que su violador se derramase en su interior. Permanecieron unos segundos los dos muy juntos, quietos, acompasando sus respiraciones. Una vez que aquel hombre dio por terminada su faena y le soltó de su amarre, Elena recompuso su ropa lo más rápidamente que pudo. Se giró hacia él y le dio un cálido beso en los labios.
– ¿Te he hecho daño, mi amor? – le preguntó Matías mientras comprobaba los arañazos que amenazaban con sangrar en su rostro.
– Para nada, sólo son un par de arañazos. Muchas gracias, vida mía. – le contestó ella.
– Ya sabes que estoy aquí para cumplir todas y cada una de tus fantasías. Y tras un apasionado beso, salieron del callejón abrazados, relajados, laxos y totalmente despreocupados. Pasearon en silencio hasta la casa que tenían en común. La preocupación de Matías era más que evidente en su rostro. Elena se giró hacia él justo antes de introducir la llave en la cerradura del portal, le acarició el rostro suavemente, se acercó a su oído y le susurró:
– Tranquilo, cariño, ha sido estupendo. Ojalá se repita pronto. Ven, subamos, me apetece una ducha juntos y hacerte el amor lentamente en nuestra cómoda cama.
Matías sonrió, Elena también y, juntos, subieron hasta su hogar a dar rienda suelta a la pasión aún acumulada en su interior.
Ana Centellas. Septiembre 2016. Derechos registrados.
Muy bueno me estaba creyendo la violación y me saltas con que es una fantasía sexual. Lo que es mucho mejor pero no están las cosas con el tema de la violencia de genero para este tipo de fantasía. 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es lo que salió Antonio, en qué andaría yo pensando 😂😂😂
Me gustaLe gusta a 2 personas
Mejor no me lo cuentes que lo mismo me asusto y todo. 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
😂😂😂😂
Me gustaMe gusta
Estupendo Ana. En unos minutos has logrado que el lector desconecte y se sumerja por un momento en un pensamiento que, aparentemente violento, resulta ser delicioso; a la vez que sigues la lectura dudas de lo que lees y tu mente en un momento duda , casi viviendo el placer de la protagonista, ante el inesperado final que fantásticamente termina en sentido opuesto al que presentimos solo un momento antes.
Prudentemente me atrevo a decir que este tipo de fantasías cumplimentan, llenan y satisfacen tanto a quien las escribe como al que las lee, Volviéndolo a releer se intuye que la muchacha no busca aquella situación pero tampoco rehuye de ella, y como bien dices, ese día estaba sin terminar, no había sido satisfactorio como ella hubiera deseado. Necesitaba quemar las energías retenidas durante la jornada, e inesperadamente, a deshora, buscó la manera de llegar a la cama con el cuerpo relajado.
Y lo logró
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegra que te haya gustado Paco!! 😘
Me gustaMe gusta
bueno, la fantasía siempre es legítima e ilimitada…la realidad no.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Eso es…
Me gustaMe gusta
Cierto de no ser así todos los soñadores estarían presos. 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me he visto Kiki: el amor se hace no hace mucho y casi de inmediato he pensado en la película. No podía creer que fuera una violación real a no ser que fuera para denunciar (que ya nos vamos conociendo, Ana 🙂 ) y me ha venido a la cabeza la historia en la película de Paco León de la harpaxofílica (juer, he tenido que buscar el nombrecito de marras, que no me acordaba ni de coña)
En resumen, erotismo bien escrito desde el punto de vista femenino, más interesante a mi juicio que el masculino, bastante más burdo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Yo no he visto la peli, mis salidas al cine solo incluyen pelis de dibujos 😬 Denunciar yo?? Cuándo me has visto tú? Me puse a escribir y salió así, seguro que estaba pensando en no sé qué
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bueno, he de reconocer que la película en cuestión no la vi en el cine…
En casita es donde más películas devoro 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Juasss yo en casa ni tiempo para pelis
Me gustaLe gusta a 1 persona
Madre mía me has dejado con la boca abierta al ver que era una fantasía sexual. Enhorabuena Ana.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias!! ☺️
Me gustaMe gusta
Que suspense, vaya cambio de rumbo al final ¡¡
Muy bueno Ana, un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Francisco! Un beso 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy bueno.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias! 😘
Me gustaMe gusta
El tema está muy bien llevado. Te puedo asegurar anacentellasg, que, con otras connotaciones, pero, en busca de algo nuevo, hicimos mi esposa y yo hace muchos años. Ella hace que se fue de mi lado físicamente, porque jamás se aparta de mí, en ningún momento del día y de la noche. Seguimos siendo una misma cosa, Gracias.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Gracias Jose! Hermosas palabras las tuyas, una misma cosa para siempre… Besos
Me gustaMe gusta
Vaya sacudida que me has dado. Es un gran relato de suspense y con un final sorprendente. Un beso.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegro de que te haya sorprendido, Carlos! Aunque el título habla por sí solo… Un beso 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pues es verdad. Anda así que sirven para eso?!
A partir de ahora me fijaré en el título. Un beso Ana.
Me gustaLe gusta a 1 persona
😂😂😂😂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy bueno, erótico. Te felicito.
Abrazo de luz
Me gustaLe gusta a 1 persona
Graciaaaaaas!!! Abrazos de luz para ti también!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mi comentario salió aquí, y era para ti, pero aprovecho para comentarte, el título me espoleó un poco el final, ya me esperaba algo así, no fue tan sorpresivo como hubiera sido con otro título, de todos modos, excelente final.
Abrazos de luz
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ya, tengo mucho que pulir…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Yo dejaba ver la trama en los títulos, hasta que me lo hicieron ver y los comentarios sobre los finales sorpresivos crecieron, por eso me atreví a comentarlo.
El post es buenísimo, me gustó mucho.
Abrazos de luz
Me gustaLe gusta a 1 persona
Toda enseñanza es bien recibida! Atrévete siempre a comentar lo que percibas, por favor!!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, es la manera de mejorar, a mí también me gusta que me comenten todo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Reblogueó esto en rererebloguery comentado:
Me encanta ese juego con el doble estándar de la mente humana. Cuantos placeres culpables aliviaste al decir:
» – Ya sabes que estoy aquí para cumplir todas y cada una de tus fantasías. «
Me gustaLe gusta a 1 persona
Merci! 😘😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
El mundo del erotismo y del sexo no tiene límites. Aquí has dado una buena muestra. Las pasiones son la mayor fuente de placer. No hay duda. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hay fantasías y fantasías… si se pueden cumplir, por qué no? Avivar la pasión siempre viene bien. Un besote
Me gustaLe gusta a 1 persona
Aplausos de pie para mi Anita chula, maravilloso relato, has despertado toda clase de sensaciones, eres una extraordinaria escritora. Besotes enormes!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ya me gustaría a mí!!! Tú que me miras con muy buenos ojos!! Un besote Belita ❤️️
Me gustaLe gusta a 1 persona
Claro que si, abrazotes!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un excelente relato, con suspense y sorpresa final, aunque, no sé porqué, intuía que el hombre de la capucha era alguien conocido de ella, pero no que fuera preparado como una fantasía sexual.
Muy bueno.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buena intuición Estrella! Muchas gracias por todo! Un beso 😘😘😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pero bueno Ana que fantasía más magnífica vaya pareja más juguetona Matías y Elena, donde se funde el juego prohibido en un callejón para terminar entre los besos del hogar, me encantó!!! muy buen relato que pide más 😉 besazos mi querida Ana.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Silvia!!! Me alegro mucho de que te haya gustado!! Mil besos Silvia 😘😘😘😍😍😍
Me gustaLe gusta a 1 persona
MUASHHHHH.
Me gustaLe gusta a 1 persona
precioso
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias!! ☺️
Me gustaLe gusta a 1 persona
un poco masoca no…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jajajaja las fantasías no tienen límite…
Me gustaMe gusta
Me ha encantado el relato, excitante y mantiene en vilo. Delicioso.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias vecino! 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es un placer tener una vecina que escribe tan bien. :*
Me gustaLe gusta a 1 persona