AQUEL BANCO DEL PARQUE
Ella salía a pasear cada mañana por el mismo parque, ese que tenía la gran suerte de poder contemplar desde la ventana de su habitación.
Él iba todos los días, mañana y tarde, a ofrecer su actuación y amenizar los paseos de las personas que tenían la fortuna de disfrutar de aquel hermoso paraje.
Ella veía cada mañana a aquel violinista que llenaba de preciosos acordes el silencio que se respiraba. Todos los días, a la misma hora, pasaba por aquel lugar y allí estaba él, incansable, regalando sus maravillosas melodías a quien pasase por allí.
Él observaba todas las mañanas a aquella hermosa muchacha que a diario paseaba por el parque. Era realmente preciosa, aunque notaba un halo de tristeza a su alrededor que llegaba a conmoverle.
Ella, un día cualquiera, al pasar junto a aquel magnífico violinista del parque, decide sentarse a contemplarlo en un pequeño banco que había justo enfrente de él. Cierra los ojos y se deja llevar por el embrujo de las notas en el aire, que se deslizan hacia sus oídos con la suavidad del aleteo de una mariposa.
Él, al ver a aquella muchacha allí sentada, con aquel halo de tristeza que le rodea, interpreta para ella la canción más dulce de su repertorio. Mientras, la observa con detenimiento.
Ella, a partir de aquel día, todas las mañanas se sienta un ratito en el mismo banco. Las notas musicales son como un pequeño bálsamo que la alejan por instantes de su triste realidad.
Él, después de varias mañanas de observar la belleza de aquella muchacha, decide terminar un poco antes su repertorio, sacrificando parte de su pobre recaudación. Se atreve por primera vez a sentarse a su lado. Así permanecen, en silencio, durante un buen rato.
Ella, cada mañana, va a dar su paseo con la mayor ilusión del mundo, esperando que llegue el momento de encontrarse con su violinista particular. Ese que se sienta con ella durante horas y, entre charlas y tiernos a la par que cautos besos, le hace olvidarse del resto del mundo durante un ratito cada día.
Él, que espera el momento de reunirse con ella en el banco, ve con sorpresa un día cualquiera cómo se acercan por uno de los caminos laterales del parque su mujer junto a sus dos pequeños hijos. Le dedica una mirada furtiva, se va con ellos sin detenerse ni siquiera una sola vez.
Ella, llena de desconsuelo, se deja llevar por la enfermedad que desde hacía meses la estaba atenazando. Se va de este mundo sin saber que él nunca volvió a tocar en aquel mismo lugar.
Él, arrastrando tras de sí un leve aroma a melancolía, trasladó sus notas musicales a otro parque, en busca de otro público, sin saber que ella jamás podría volver al parque de los besos robados.
Y allí quedó, triste y abandonado, el pequeño banco del parque, viendo pasar las estaciones sin poder ser testigo de aquel tierno amor que en sus brazos se estaba fraguando. Cubriéndose de flores en primavera, de hojas en otoño, de calor en el verano y de las crudas nieves del frío invierno.
Ana Centellas. Diciembre 2016. Derechos registrados.
Ana es precioso el relato, a la vez un poco triste. Que pases un feliz viernes. Un gran abrazo.
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Feliz viernes, Junior!! Besos 😘
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Este lo colgaste en L&P, ¿no? Es que como estás en tantas cosas, ya me pierdo de dónde te leo 😀 😀 😀 😀
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Noooo, si no colaboro con L&P, es nuevo! 😅
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Joder, pues me he liado. Creía haber leído un relato sobre bancos en el parque y… No, espera, que ahora hago memoria. Era un relato sobre un banco olvidado y la pareja que había estado en ella o algo así. Ni siquiera recuerdo si era tuyo, la verdad.
Leo tantísimos que se me mezclan 😦
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Pensé en mandarles a L&P lo que pedían para colaborar, de hecho me puse en contacto con ellos, pero me da que más no va a poder ser 😂😂😂
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GRANDE ANA, GRAN HISTORIA, ME HA ENCANTADO
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Gracias, Peris. Me alegro 😊 Besazos 😘😘😘
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Preciosa, tierna y melancólica. Me ha encantado tanto en el fondo como en la forma de la narración. Un besito Ana!
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Muchísimas gracias, Maru!! Viniendo de ti es una gran alegría. Un besazo! 😘😘😘
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Es de una tristeza cautivadora Ana. Él Y Ella, no necesitan ni siquiera nombres. Un beso.
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Gracias, Carlos! Besos
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Melancólico, triste, emotivo, precioso. Un abrazo,
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Gracias, Francisco. Un beso
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Muy bonito, pero con melancolía, tristeza, y un final con cierto halo de misterio. Y con interrogantes, ¿qué hubiera sucedido si…? Gracias por compartir este relato que se puede producir en el mundo real, en un escenario como un parque así, en el que se ven los personajes actuar, pero que en algún momento se acaba la historia, o esos personajes desaparecen. La vida es así, continuo movimiento, hasta el parque cambia según la estación del año. Un abrazo, y te felicito por un relato tan bello.
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Muchísimas gracias, Fran! Me alegro mucho de que te haya gustado. Un beso
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Muy bonito! Un abrazo, Ana! 😊
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Gracias, Lidia! Feliz viernes!! Un besote
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Igualmente, feliz fin de semana!! 😘🌟
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Me ha encantado, al principio me ha recordado mucho la escena del principito y el zorro, claro que este zorro no alcanzo a ser domesticado.
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Jajajaja, me encanta El Principito, ¿será el subconsciente, quizás? Si me domesticas… Me alegro de que te haya gustado. Un beso 😘
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Puede ser eso, o puede ser lo que dicen algunos de que las historias ya existen antes de nosotros y los personajes, nosotros solo las ayudamos a perpetuarse.
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Reblogueó esto en rererebloguer.
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¡Te has pasado! ¡Eso no se hace! Que enchirones a una pobre adolescente por tráfico de estupefacientes, pasa, pero que mates a una pobre mujer y le rompas el corazón a ese violinista no te lo perdono. Eres muy cruel con tus personajes y con tus lectores.
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Joooo no los mato a todos! Además a la otra la saqué después de solo dos noches en calabozo, no te pases 😂😂😂
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¡Jamás te lo perdonaré, Ana! ¡Jamás!
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Tú sí que eres cruel conmigo 😭 ¿Jamás de los jamases?
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Triste y bonito relato con un toque del impresionismo. Es lo que me gusta. Un beso.
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Gracias!! Me alegro de que te haya gustado!! Besos
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Bello y triste que hacen de él un magnífico relato Ana. Besos y abrazos amiga.
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Gracias, Marina! Besazos!!
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Muy bonito Ana, a partir de ahora voy a mirar los bancos con otra perspectiva.
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Gracias, Sadire!! Besos
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¡Hermoso y melancólico! Tan bien lo vas relatando que me parecía estar viendo el lugar y los personajes.
Besos.
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Gracias, corazón!! Un besazo
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Bonita historia Ana. Me ha encantado
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¡Gracias, Rodri! Un besazo
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Ella y él se amaban como los amantes de Teruel. Él y ella se doraban como Calisto y Melibea…
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Tonta ella y tonto él? Jajajaja
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No está bien eso de atribuyendo a los demás palabras que no han sido escritas ni pensadas por ellos. …se amaban y se adoraban son las que se han de entender.
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Es un dicho Fran, no te lo tomes a mal
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No me lo he tomado a mal, ya sabes que, dependiendo de la entonación que se dé a un escrito, se puede malinterpretar una respuesta incluso como consecuencia del estado de ánimo en que se halle el receptor.
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Ya, es lo que tiene el lenguaje no verbal. En cualquier caso, solo pretendía hacer una broma. Besos 😘
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Historia de tres soledades.
Y además muy bien contado. Me encanta cómo has entrelazado el hilo argumental con los párrafos él y ella. O mejor trenzado, con él, ella y otros. Y el final, pobre banco, que no tenía culpa de nada.
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Gracias! El pobre banco se quedó solitario… Besazos
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Me encanta que sin tener nombres los personajes se hayan dibujado en mi mente con claridad. 🙂
Besazo, Ana.
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¡Me alegro de que te haya gustado, Poli! Besazos!!!
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Muy triste y a la vez tierno. Me llegó al corazón.
Abrazos de luz
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Uf, hace tiempo ya de este, recuerdo perfectamente al violinista y a la muchacha enferma. Me alegro de que te haya hecho sentir. Besos de luz
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Abrazo de luz
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Abrazo de luz para ti también, preciosa.
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