EN LO MÁS PROFUNDO DEL BOSQUE
Hará cosa de un par de semanas cuando comenzó todo. Aún no sé cómo llegué a parar hasta aquí, pero lo cierto es que aquí me encuentro. Recuerdo que tuvimos una fuerte discusión en casa y salí por la puerta de manera airada.
Me adentré en el bosque que hay a las afueras del pequeño pueblecito del norte de España donde vivía, como en tantas ocasiones en que había necesitado de tiempo para mí. Me gustaba adentrarme en el bosque en soledad y reflexionar. En este bosque he tomado las mejores decisiones de mi vida, aunque también las peores, he de decir. La decisión que tomé aquel día aún no sé cómo calificarla. Imagino que como una buena decisión pero, por otra parte, imagino el desasosiego que debe tener mi familia, dado que no volví con ellos.
Pero no adelantemos acontecimientos. Siempre que me internaba en el bosque, hacía el mismo recorrido. Bien sabía yo que una vez dentro era muy fácil desorientarse y terminar vagando por él durante días. Pero aquel día, no sé bien por qué, decidí tomar un sendero distinto. Así que me desvié ligeramente hacia la izquierda, tomando un sendero a todas luces poco visitado, pero con la confianza de saber volver sobre mis pasos.
Iba reflexionando acerca del motivo que había originado la discusión en casa. Ya ni lo recuerdo, para qué nos vamos a engañar, y la verdad es que tampoco me importa. Pero iba por aquel sendero, con una naturaleza por completo desconocida para mí dentro de aquel bosque, repleto de grandes hayas que siempre me habían acompañado, desde que nací. Pero por esta zona, la vegetación correspondía más a la del monte bajo, con grandes arbustos repletos de frutos rojos que nunca había visto. Tanto llamó mi atención que continúe caminando por él, hasta que en un determinado momento encontré una especie de pasadizo en el que los arbustos no eran más que ramas secas enzarzadas entre sí. Una especie de magnetismo me incitó a adentrarme en él, sin ser para nada consciente de la experiencia que estaba a punto de vivir.
Apenas había recorrido un par de metros por aquel extraño pasadizo, cuando sentí cómo algo se enroscaba a mi pie izquierdo. En un principio pensé que me había enganchando con alguna de las ramas, pero al volver la vista me quedé sin respiración. De entre aquellas ramas secas, había aparecido una mano que me tenía agarrada del pie con fuerza. Comencé a gritar con todas mis fuerzas, totalmente consciente de que en aquel lugar pocas posibilidades tenía de que alguien me escuchara. Conseguí librarme del agarre de aquella mano que no lograba a comprender de dónde había salido, pero caí de bruces cuando otra mano salió a mi encuentro un poco más adelante.
Mis gritos ya eran de terror, forcejeaba lanzando patadas para intentar librarme de aquella nueva mano, cuando muchas más aparecieron de la nada, agarrándome por todos lados. Pronto comencé a notar que la intención de aquellas manos no era hacerme daño alguno, pues comenzaron a prodigarme caricias que poco a poco lograron aplacar mi ansiedad. Decenas de manos ejercían su magnético influjo sobre mí, mientras poco a poco comenzaban a quitarme la ropa. A aquellas alturas, desprovista ya por completo de capacidad de raciocinio, solo me dejé llevar por sus caricias, que se deslizaban por todo mi cuerpo haciéndome sentir como nunca me había sentido.
Caricias juguetonas me recorrían entera, tumbada sobre el árido suelo, lastimando mi espalda desnuda con el pedregoso camino. Jugueteaban con mis pechos, se introducían en mí con lujuria, en mi interior que a esas alturas ya había alcanzado unos niveles de excitación sin precedentes. Os juro que fue la experiencia más erótica que había vivido nunca. Mis gemidos cada vez eran más altos, sin importarme si alguien pudiera escucharme, aunque sabía a ciencia cierta que nadie podría hacerlo.
Poco a poco, las manos que me iban llevando al éxtasis, iban adentrándome en los arbustos sin que yo apenas pudiera darme cuenta. Notaba un pequeño desplazamiento hacia un lado, pero para nada me imaginaba lo que estaba ocurriendo. Con los ojos cerrados, solo me dejaba llevar. Una vez dentro de los arbustos, me convertí en una más de ellos. Una más de esas tétricas manos que embaucan al explorador ingenuo e ignorante que se atreve a atravesar nuestra morada, mientras nosotros, con el magnetismo que sabemos bien utilizar, le atraemos hacia aquí para engrosar nuestras filas.
La próxima vez que te adentres en el bosque, piensa bien el camino por el que te decides adentrar, pues puede que estemos esperándote. Y a partir de ahí, ya no tendrás escapatoria.
Ana Centellas. Febrero 2017. Derechos registrados.
Este relato ha sido trabajado para el habitual reto literario que cada semana nos propone el grupo de Facebook «El maravilloso mundo de los libros». Os aconsejo que os deis una vuelta por él.
CON GANAS DE SABER DONDE SE ENCUENTRA ESE BOSQUE SOLO Y SIMPLEMENTE PARA QUE ME SOBEN….. MUY BIEN ANA ENTRETENIDO.
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Jajajaja está muy bien el sobeteo, pero mira que luego te quedas allí…
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ELLOS SABRÍAN QUIEN TENDRÍA EL PROBLEMA, ALOMEJOR SE ARREPIENTEN DE HABERME QUEDADO
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Bueno, si te quedas luego tú das el sobeteo… aquí la cuestión es sobetear 😂😂😂
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EXACTO
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Muy original.Enhorabuena
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Muchas gracias, Marisa! Feliz lunes!
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Gracias!! 😘
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Allá en la penumbra donde el sol no llega a alcanzar hay un sembrado de manos ocultos a los demás, cuidado donde pones el pie y las manos despertaran y contigo harán de todos menos contar. Bonito relato para soñar que eres importante para que de manoseen los demás te posean y pases a engrosar los dedos que han de toquetear. Yo quiero saber donde se haya este bosque , para no acercarme por esos lares que a mi solo me sobetea mi fisioterapeuta.:)
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Veo que lo has captado perfectamente, Antonio, el sentido que hay detrás del erotismo de la historia. Por desgracia, ese bosque se encuentra en cualquier lugar, si no te manosean, te pisotearan, pero al final terminas pasando por el aro. Besazos!
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Joder con la Santa Compaña sobadora…
Aunque mejor unirse a la comitiva de espectros así que acuchillado/desmembrado/ahorcado/devorado/quemado/destripado/despellejado/cualquiercosatétricado 😀
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Lee el comentario de Antonio, que ha dado de pleno en la diana de la historia. Que me rebusco un poco de vez en cuando 😂😂😂
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OK. Me había quedado con el asunto sobrenatural solo 😀
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Bueno, de todas las formas de desaparecer de este mundo, creo que esta es una de las mejores. Curioso que de todos los mensajes prácticamente nadie ha manifestado algún disgusto ante el hecho, muy curioso.
¿El mapa del bosque?¿La brujula? Nooooo, si yo siempre ando trayendo uno por si acaso…
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Porque te atraen hacia las filas con un gustirrinín, a ver quién dice que no 😂
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No es eso, es que todos los que te leemos somos un montón de… ejem… pues sí que a de ser eso que dices . 🙂
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Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
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Gracias, compi! Lo pillaste!
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Acabo de comprender aquello de: Era una vegetación lujuriosa. Es muy original Ana. Revisaré el bolso de caminar para comprobar que el mechero sigue operativo. Un beso.
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Nooo! No los quemes o arderás entre sus filas!! Besos.
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Bueno pues no los quemaré, pero a mi que me toquen en ciertas partes de la anatomía me produce unas cosquillas terribles y por ahí sí que no paso. Un beso.
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😂😂😂😂😂
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El miedo a diluirse en el todo… No caes en lo anodino, envidiable como poco
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Exacto, las artimañas para llevarte hacia el rebaño. Muchas gracias! Besos!
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Jajaja 😂 ¿Dónde dices que está ese bosque? 😅😅
Muy bueno, Ana.
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En cualquier sitio, Lidia. Donde menos te lo esperes. Un beso.
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¿Dónde está ese bosque? ¡Me muero por sucumbir a esas caricias, a ese mundo de lujuria y convertirme en uno de ellos! ¡Excitante y bello relato, Ana! Por cierto: ¿Hay trasfondo de crítica social?
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Muuuuucho
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Quiero saber donde tengo.que ir y donde se ubica ese bosque encantado y encantador. Me encanta. Besos a tu alma.
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Besos de vuelta, Maria del Mar. 😘😘😘
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