Reto literario: «Las consecuencias»

 

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Imagen tomada de la red

 

 

LAS CONSECUENCIAS

Carlos sabía que estaba metido en un buen lío. Porque él así lo había querido, aunque no lo hubiese buscado. El caso es que había ocurrido y ahora los remordimientos no le dejaban vivir. Bien podría haber dejado correr el asunto, después de todo no tenía importancia ninguna, pero tenía una conciencia demasiado noble para quedarse callado. Y ya llevaba callando más de un mes. Demasiado tiempo para él, demasiado sufrimiento para su conciencia.

Todo había ocurrido a mediados del mes de marzo. Todavía no sabía lo que había ocurrido, si la llegada de la primavera que le había alterado la sangre en demasía o se había tratado de un periodo de locura transitoria. Pero lo cierto es que había sucumbido a los encantos de Alicia, una compañera de trabajo que llevaba tirándole los trastos prácticamente desde que entró en la empresa, hacía ya cerca de cuatro años. La cantidad de cenas de trabajo en las que había tenido que salvar la situación de la mejor manera posible, rechazando a su compañera procurando no dañarla. Pero, a pesar de las veces que la había rechazado, ella lo había seguido intentando. Hasta que lo consiguió.

Bueno, en realidad decir que lo consiguió era echarle la culpa a ella, cuando el auténtico culpable era él, o al menos eso era lo que su conciencia le dictaba. Porque él mantenía una feliz relación con Susana que ya duraba diez años. Nunca se habían casado porque no creían en el matrimonio y no tenían hijos porque así lo habían decidido los dos. Y ahora iba él y la cagaba de esa manera. Tenía que contárselo a Susana, eso lo tenía claro, y esperaba que el sentido común de ella le echase una mano, aunque aquello significase pasarse una buena temporada durmiendo en el sillón. Solo tenía que encontrar la manera más adecuada para decírselo.

A finales del mes de mayo una luz se encendió en su cabecita. Reservó en un pequeño hotel con encanto no muy lejos de su ciudad y le dio una sorpresa a Susana. El viernes le dedicó la cena más romántica de su vida y con rapidez subieron a la habitación, donde colgó el letrero de no molestar, pues no pensaba abandonar la habitación en todo el fin de semana.

A Susana le pareció un poco extraño el comportamiento de Carlos, pero tampoco le dio demasiada importancia. A fin de cuentas el momento era extraordinariamente mágico y no podía pensar en ninguna otra cosa más. El problema vino después, cuando ambos estaban totalmente relajados después de una formidable sesión de sexo. Carlos aprovechó ese momento en que creía a Susana más vulnerable, para soltarle la noticia. Eso sí, a bocajarro y sin anestesia.

La reacción de Susana no se hizo esperar. No pronunció ni una sola palabra, pero no hizo falta, porque los ojos inyectados en sangre la delataban. Tras soltarle a Carlos una sonora bofetada en la cara, se vistió con rapidez con la ropa que tenía desperdigada por el suelo de la habitación, cogió su pequeña maleta, que aún no había tenido tiempo en deshacer y salió de manera violenta por la puerta, soltando un «no quiero verte nunca más» y dando un portazo tras de sí.

Carlos, viendo el giro que acababa de dar su vida en un segundo por un absurdo desliz, se acurrucó en el rincón más oscuro de la habitación, completamente desnudo, cubriéndose la cabeza con las manos y llorando sin parar por las consecuencias de su comportamiento.

Así le encontraron las chicas que fueron a realizar la limpieza de la habitación el lunes por la mañana, acurrucado en el rincón, balanceándose de atrás hacia adelante y sin cesar de llorar.

Ana Centellas. Marzo 2017. Derechos registrados.

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Este relato ha sido trabajado para el habitual reto literario que cada semana nos propone el grupo de Facebook «El maravilloso mundo de los libros».

 

Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

24 comentarios sobre “Reto literario: «Las consecuencias»

  1. Tres moralejas
    1. El que la sigue la consigue.
    2. Acción- Reacción.
    3. A lo hecho, pecho.

    Me gustaría una segunda parte, quizás desde el punto de vista de Susana y, por qué no, una tercera también desde el de «la amante» sería interesante conocerlas todas.
    Un besito Ana!!

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    1. Personalmente, pienso que la capacidad de perdonar es infinita. Seguramente en la realidad las consecuencias hubiesen sido diferentes, a no ser que seas demasiado exigente o el amor no sea verdadero. Pero se trataba de reflejar lo que inspirase la imagen…

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      1. Supongo que, en una situación así, habría que medir mucho lo que significa para ti y lo que podría llegar a suponer para la otra parte y ponderar. Y también tener en cuenta el modo de decir las cosas… que, como en este caso, puede llegar a ser más ofensivo que el acto en sí.

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  2. Un relato muy duro. Una mujer puede sentir atracción por un hombre -y viceversa-, pero, si la otra parte no consiente, no hay nada que hacer. En cualquier caso, la historia es muy dura; llevaban diez años. Un desliz así tiene que ser más violento y desagradable que una bofetada, pero quisiera ver una segunda parte donde todo se arregle. Por favor, Ana.

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  3. Muy bien narrado, en descargo del tocayo he de expresar que cuando una señora se pone las botas de montar es muy dificio resistir el envite y en su cargo por gilipollas: Pero a ti pedazo de meón no te dijo tu padre que donde tengas la olla, no metas la p…ues eso. Leñe. Un beso.

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  4. Un relato muy bueno de lo que supone la infidelidad, pero creo que el es un dramático, ¿Por qué no sale tras ella? Ya que lo ha hecho, que aparte de soltarlo así de golpe después de hacer el amor, vaya tacto que ha tenido, le hable e intente hacerse entender, aunque conmigo lo iba a tener crudo. Besos de luz guapa

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