Por capítulos: «El hermano mayor» (Parte III)

 

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Imagen: Pixabay.com

 

PARTE I      PARTE II

 

EL HERMANO MAYOR (PARTE III)

Víctor entró en su habitación, se colocó los auriculares con su música preferida y se dejó caer boca abajo sobre la cama, quedándose dormido en cuestión de segundos. Se encontraba tranquilo por haber dejado a sus hermanos bien ocupados, y cansado de la larga semana de exámenes en el instituto.

Despertó con la sensación de haber dormido durante dos días seguidos. Sentía un gran descanso en su cuerpo, a la par que una sensación extraña que no sabía identificar. La música continuaba sonando en sus auriculares, pero a través de los párpados de los ojos, que aún no había abierto, podía ver una luz que no le terminaba de cuadrar mucho con la que debería haber a aquellas alturas de la tarde. Sobre todo teniendo en cuenta que había dejado su persiana prácticamente bajada por completo para que no le molestase la luz al dormir. Siempre había sido muy quejica en ese sentido, el menor ramalazo de luz lo desconcertaba de tal manera que no conseguía dormir.

Abrió los ojos y lo primero que le sorprendió fue la lámpara del techo de la habitación. ¿Qué era esa cosa de cristales de color rosa que colgaba del techo? Y un momento, ¿había estado todo este tiempo durmiendo sobre unas sábanas de flores rosa? Es más, ni siquiera cabía en la cama en la que estaba durmiendo, pues sus zapatillas sobresalían un mínimo de medio metro por debajo de los pies de la cama. Todo estaba decorado en esos tonos rosas variados con estampados de flores de los estilos más diversos. Las cortinas eran así y hasta el empapelado de las paredes lo era. Espera un momento, ¿el empapelado de las paredes? ¿Desde cuándo tenían en casa empapelado en las paredes?

Gritó con todas sus fuerzas llamando a Rosana, pues tenía muy claro que si alguien le podía haber metido en aquel fregado era ella. Menudo sorpresa se llevó cuando comprobó que de su garganta no salía más que una aguda vocecita. Podía oír a la niña canturrear jugando unos pasos más adelante, por lo que fue corriendo hacia el extremo de la habitación. El frenazo que tuvo que dar fue importante cuando se encontró delante de un precipicio que se iniciaba a ras del suelo de su habitación. ¡Estaba en el tercer piso de la casa de muñecas! ¿Pero qué había hecho aquella endiablada niña para convertirle en ese diminuto estado?

Continuó dando gritos hasta que logró captar la atención de la pequeña, que dejó de inmediato de jugar con la pobre muñeca que había caído en sus manos.

—¡Vaya! ¡Por fin te despiertas! Creí que al final te iba a tener que despertar yo. ¡Imagínate el susto que te hubieses llevado! Ja, ja, ja, ja, solo con pensarlo es que me parto.

—Deja de reírte ya, niña, y arregla la que has liado. Verás cuando vengan papá y mamá y me vean en este estado. ¿Quién se va a llevar la bronca? ¿Eh? —el estado de alteración de Víctor era ya más que visible.

—Ja, ellos nunca entran en mi habitación. Les diré que vinieron a buscarte tus amigotes y que te fuiste de fiesta. Ya verás qué bien les sienta cuando se enteren de que nos has dejado a los dos solos aquí. —le dijo Rosana, con chulería.

—Pero, ¿se puede saber qué te he hecho yo para que me hagas esto, niña? Y, sobre todo, ¿cómo lo has hecho?

—La tía Carla me regaló un libro de hechizos cuando me regaló esta casa. Seguro que ni se imaginaba que eran reales, ni mucho menos que los utilizaría. ¡Qué poco me conoce!

—¿Pero tú te has parado a pensar en cómo vas a deshacer esto? —gritó Víctor con toda la furia de que fue capaz, aunque su voz no sonase más amenazante que la de un pequeño enanito de jardín.

Continuará…

Ana Centellas. Marzo 2017. Derechos registrados.

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Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

13 comentarios sobre “Por capítulos: «El hermano mayor» (Parte III)

  1. ¡Halaaaaa! Ya me has hecho un roto que no veas, maña (sí, ya sé que no lo eres, pero aquí lo usamos hasta para con los chinos, qué quieres que te diga 🙂 )
    La única casa que va a quemar el pobre mozo, como mucho, va a ser una chiquitica, chiquitica… Esto sí que no me lo esperaba. Se mascaba la tragedia, sí, pero no del modo que imaginaba 😀 😀 😀

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