Reto literario: «Balances»

Imagen: Pixabay.com (editada)

 

BALANCES

Como cada primer día de cada mes, me dispongo a dejar cerrado el mes anterior. Solo me lleva un día, pero es una jornada dura de preparar balances, análisis y ratios financieros. Es mi manera de controlar nuestra solvencia.

Una primera ojeada al balance de situación y lo que veo no me gusta, cierro los ojos y, en silencio, me digo a mí misma que no hay de qué preocuparse, será que no lo he interpretado bien como resultado del largo día de trabajo. No suelo fallar en mis interpretaciones, pero prefiero hacer oídos sordos a esa vocecita que, dentro de mi cabeza, me está diciendo que la situación no está bien.

Pero en el momento en que veo la cuenta de resultados es cuando comienzan a saltárseme las lágrimas de los ojos. Había hecho lo imposible para no llegar a esta situación, pero mis esfuerzos no han logrado dar con el resultado esperado. Los ratios confirman de forma clara la situación.

Mi nivel de apalancamiento ha alcanzado unos niveles alarmantes. El periodo medio de cobro supera con creces el periodo medio de pago. La rentabilidad antes de impuestos vuelve a ser negativa, por duodécimo mes consecutivo. No quiero ya ni calcular la rentabilidad financiera.

Está claro que esta situación es insostenible. Los balances son claros. Las salidas de amor, besos, cariño y esfuerzo superan con creces a las entradas. Llevo meses esperando que me invites a aquella cena romántica que con tanto ahínco me prometiste.

Tras doce meses de pérdidas en nuestra relación, siento que el esfuerzo de los últimos diez años, todo lo que había apostado por ella, se ha ido al garete. Lo siento mucho, cariño, pero me voy a ver obligada a tener que realizar un ERE. Nuestra empresa cierra. Por derribo.

Ana Centellas. Febrero 2018. Derechos registrados.

Este relato ha sido trabajado para el reto literario de El bic naranja de la pasada semana. Espero que os guste.

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