Y tú… ¿lo comprendes?
Dicen que cuando llegas al feminismo abres una puerta hacia un camino que no tiene retorno. Te plantas unas gafas de color morado con las que ves la realidad más nítida y aumentada. Como aquellas gafas de cartón que te repartían en los cines 3D. Como aquellas imágenes que sólo veías en tres dimensiones si bizcabas un poco los ojos. Y aún así sólo unos pocos acertaban a enfocar.
Para ser feminista hace falta no sólo poder. También hace falta querer. O quizás es al revés. Porque es algo más difícil que plantarte unas gafas de cartón.
Para ser feminista tienes que sentarte y escuchar lo que las feministas vieron antes de que tú te pararas a pensar: toda una deconstrucción de la realidad. Una realidad que, tras sus palabras, se convierte en distopía.
Para ser feminista hay que abrir la mente y ser capaz de reflexionar y cuestionar sobre…
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