El relato del viernes: «La chispa de la felicidad»

LA CHISPA DE LA FELICIDAD

LA CHISPA DE LA FELICIDAD

Llegó el otoño a la ciudad y, con él, las lluvias. El agua caía sin cesar, sin dar un día de respiro a una ciudad que había vivido tantos meses ahogada en el aire turbio y canicular del verano. Las hojas de los árboles, que habían comenzado a tornarse con los colores ocres más bonitos, cambiando un paisaje lleno de vida dentro del sofoco, caían sin remedio sobre el asfalto de las calles y sobre la tierra de los parques, dejando una alfombra suave y algodonada de bonitos tonos que lo cubría todo. Sin embargo, en aquellos días no era posible disfrutar del placer de caminar sobre aquel bonito tapiz improvisado de hojas secas, no estaba disponible el placer de sentir sus crujidos bajo los pies mientras el fresco viento de otoño te acaricia la cara.

Las lluvias no cesaban y las hojas que caían mojadas se iban acumulando sobre el suelo alfombrado de viejas hojas también húmedas. Pronto, aquel tapete natural estuvo encharcado. Las calles eran auténticas pistas de patinaje que los operarios de limpieza se afanaban en mantener lo más despejadas posible, en una ardua tarea que parecía no tener fin.

Llovía y llovía sin parar, día tras día, hasta que los árboles de la ciudad quedaron por completo desnudos de hojas. Parecía que, nada más llegar el otoño, el tiempo hubiese dado un paso agigantado en las manecillas de algún reloj, que hacía que el invierno se precipitase sobre la ciudad sin freno ni pausa. Conforme iban desapareciendo las hojas que lo cubrían todo con aquella multitud de colores brillantes, amarillos, ocres, dorados, arrastradas por las lluvias o por los limpiadores, la ciudad fue quedando ensombrecida por un manto gris sin alegría ninguna. Los opacos y lúgubres tonos del hormigón y el asfalto fueron tomando poco a poco el lugar.

Las personas que antes llenaban los parques, terrazas y bulevares de una explosión de vida ahora caminaban cabizbajas de un lugar a otro, siguiendo una rutina preestablecida que no les llevaba a ningún sitio cierto, ni mucho menos feliz. Todo se tornó plomizo y húmedo. La gente comenzó a adaptar también su vestuario a la nueva situación y las calles parecían una pasarela de tonos negros, grises y marrones. Expresiones sombrías enfundadas en ropajes sombríos en un eterno deambular por pavimentos grises, cobijadas bajo tenebrosos paraguas monocromáticos en negro. Incluso los niños abandonaron sus alegres juegos, sus colores vivos y sus sonrisas que parecían eternas por un taciturno ir y venir de la escuela.

Cuando cesaron las lluvias, un grueso manto de nubes negras continuaba cubriendo el cielo sobre la triste ciudad. Alguien, alguna persona cualquiera, desconocida, anónima, algún alma alegre superviviente en soledad en una sociedad demacrada, tuvo la brillante idea de lanzar a la deriva por los canales unos divertidos juguetes de goma. Decenas de patitos de goma de alegres colores comenzaron a circular por la ciudad. Recorrieron todas y cada una de las calles como en una alocada aventura, sonrientes, brillantes, iluminados en su excursión. Por allí donde pasaban, surgían sonrisas en los rostros de los viandantes y la cuidad, poco a poco, fue recuperando su alegría y su bullicio acostumbrados.

En realidad, basta muy poco para que hacer prender la chispa de la felicidad.

Ana Centellas. Septiembre 2018. Derechos registrados.

logo_SafeCreative

*Imagen: Pixabay.com (editada)

273. GIMNASIOS

Anuncio publicitario

Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

4 comentarios sobre “El relato del viernes: «La chispa de la felicidad»

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: