
Aquí os dejo con una de mis últimas aportaciones a Desafíos Literarios, en mi columna Letras a la Deriva. No dejéis de visitar la página, donde encontraréis textos maravillosos de compañeros estupendos.
Khaled
Entre losescombros de lo que un día fue su escuela, Khaled se sienta en el suelo y juegaa amontonar piedrecitas. Las amontona con las manos sucias y, cuando la pilaestá haciendo equilibrios a punto de derrumbarse, las derriba con un golpe demisil improvisado con el brazo derecho. Hace tiempo que ya no puede ir a laescuela, pero el pequeño sigue acudiendo día tras día, para mantener vivo elrecuerdo de lo que una vez fue algo de felicidad.
Quedapoca gente en el pueblo, medio derruido y falto de alegría. Muchos murieron,otros muchos huyeron en busca de una nueva vida alejada de la guerra y eldesastre. A los que quedaron allí, rara vez se les puede ver esbozar unasonrisa. Khaled juega solo, apilando los escombros de su escuela una y otravez.
Seescucha un estruendo en la distancia. Khaled, sin alterarse, alza la mirada desu juego para ver la gran nube de polvo levantada por algún misil. El cielo havuelto a iluminarse otra vez. Como cada día. Con calma, el pequeño lanza denuevo su brazo para hacer caer una torre de piedras más.
Ana Centellas. Septiembre 2018. Derechos registrados.

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*Imagen: Pixabay.com (editada)

Muy bonito!!!!!!!
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Gracias!! 😊😘
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Triste. . . y real.🤗
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Feliz día, Marta! 😘😘😘
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