El relato del viernes: «Seguidme»

Seguidme

—¡Vamos, chicos! ¡Seguidme! —gritaba el pequeño pez, cargado de emoción. Cada vez que echaba la vista hacia atrás y veía que eran más y más los peces que seguían el camino que él mismo iba indicando, sus agallas se hinchaban en una señal de inequívoco orgullo.

Apenas había mareas aquel día y las aguas del fondo marino presentaban un aspecto tan calmado que pocos antes habían tenido la oportunidad de contemplarlas así. La luz del sol sobre la superficie incidía con tanta fuerza que un atractivo tono azulado cubría el agua que los rodeaba, que, a la vez, reflejaba destellos de lo más brillantes. El fondo abisal estaba hermoso como nunca, así que a nuestro pececito le había parecido una idea estupenda organizar una excursión.

Lo que en principio habían sido dos o tres pececillos, los amigos más cercanos al promotor de la idea, pronto se volvió una larga fila que seguía sus pasos sin detenerse ni siquiera a preguntar hacia dónde se dirigían. Bancos enteros llegaron a unirse en determinados momentos, lo que confería a aquella excursión, en un principio improvisada, el aspecto de algo parecido a una manifestación submarina. Había peces de todos los tamaños, colores y estilos. Todos ellos querían seguir a aquel pequeñín que tan seguro parecía de sí mismo.

De vez en cuando, alguno de los peces más mayores, fatigado ya tras horas de natación sin un rumbo aparente, osaba lanzar al agua la pregunta que todos ellos llevaban en mente, aunque no se atreviesen a formularla.

—¿A dónde vamos?

El pequeño pez siempre respondía lo mismo:

—¡Vamos, seguidme! ¡En seguida lo veréis!

Llevaban ya varias horas nadando a través de las transparentes aguas del océano, desplazándose con suavidad entre corales que los acariciaban al pasar y sin que ningún pez de mayor tamaño intentase atacarlos. Era una oportunidad que no podían desaprovechar.

El pececito, de vez en cuando, se volteaba hacia atrás para comprobar que lo seguían en su aventura. La verdad era que no tenía ni idea de a dónde dirigirse. Ni siquiera sabía dónde se encontraban en aquellos momentos, los macizos de coral que estaban atravesando no los había visto jamás. Pudiera ser que se hubieran perdido, pero, ¿qué importaba? Los demás lo seguían sin rechistar. Y qué bien se sentía siendo el líder…

Ana Centellas. Febrero 2019. Derechos registrados.

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Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

2 comentarios sobre “El relato del viernes: «Seguidme»

  1. Qué interesante propuesta, quizás le daría una vuelta al final, ya intuimos que se han perdido… Y en vez de decir lo del líder… Lo mostraría. En plan… «hinchó sus agallas orgulloso mientras disfrutaba de aquellos corales que no había visto nunca» . Para que sea el lector quien lo rumie en la cabeza. 😆 disculpa la osadía!

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