
Los sueños que nos robaron
Qué habrá sido de los sueños que tuvimos algún día, aquellos que nos llenaron alguna vez de ilusión. Quizá fue que los perdimos a lo largo del camino, o quizá nos los robaron sin pedirnos ni permiso, sin que nos diéramos cuenta, sin saber que de aquel modo no volveríamos a soñar.
Cuando la añoranza muerde recordando aquellos sueños y nos pilla casi siempre acodados en un bar, a mí me gusta imaginarlos en los sueños de otras gentes, ilusionando la vida de alguien que no soy yo. No quiero pensar en ellos ni muertos ni destrozados, enterrados con desgana en el margen olvidado de alguna cuneta estéril, cubierta de grava y polvo, de una triste y solitaria carretera comarcal. Prefiero pensarlos vivos, aunque sea en mis recuerdos, felices y ya cumplidos, imaginar que sea esa la causa que ha provocado mi incapacidad de soñar.
Y sin sueños aún sonrío, mientras me ahogo en mi copa rellena de soledad. Sonrío y, mientras lo hago, embriago conmigo a la esperanza de que aún tengan alguna oportunidad los sueños que nos robaron a punta de decepción.
Ana Centellas. Marzo 2019. Derechos registrados.

*Imagen: Pixabay.com (editada)

Los sueños son adimensionales,
nos acompañan como invisible
sombra y, a veces, son terrible
pesadilla. Ensoñaciones pasionales,
cruzando el umbral de lo imposible,
cuando Ella, la parca, la irremisible,
nos lleve a los mundos no terrenales.
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Siempre hay un momento para la nostalgia y si son de la ilusión que no fue, mejor aún, Disfrute leerte. Se empieza la mañana bien.
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Yo aún confío en la oportunidad de los sueños. Preciosas palabras.
Un abrazo Ana.
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¡Que bello querida Ana! Gracias. Abrazote.
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Son para reflexionar tus palabras Ana. Ojalá y cada ser humano pudiese atarse a un sueño.
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