El relato del viernes: «En la biblioteca»

En la biblioteca

Te veo a través de la distancia y soy capaz de sentir cómo tu mirada me traspasa, leyendo más adentro de lo que quiero o puedo mostrar. Parece haber subido la temperatura de la sala en varios grados y puedo sentir cómo una gota de sudor comienza a deslizarse por mi cuello, con lentitud, en agónica procesión hacia zonas más ocultas.

No estamos solos, aunque lo parece. El silencio de la sala es sepulcral, tan solo interrumpido por el grácil deslizar de las páginas de los libros. Dos personas más nos acompañan, junto con centenares de libros que, ordenados en las estanterías, son testigos afásicos del silencioso diálogo que mantenemos los dos.

Te miro a los ojos en la distancia, descifrando en tu ardiente mirada lo que soy incapaz de leer en el libro que permanece abierto ante mí. Lo cierro con suavidad y cierro los ojos, con la certeza de sentirme observada en todo momento. Mis manos se deslizan con suavidad por el lomo, acariciando los cantos, recreándome en el sutil relieve de la serigrafía bajo la tersa piel de la yema de mis dedos. Una nueva gota de sudor serpentea por mi cuello hasta alojarse en el mismo cálido hueco al que fue a parar la anterior.

Mi imaginación se desborda con el libro entre mis manos y las sensaciones con los ojos cerrados se amplifican al máximo. No puedo evitar que un tenue jadeo se escape de mis labios entreabiertos, que en el silencio de la biblioteca resuena como un sonoro quejido. Abro los ojos y me encuentro con los tuyos, anhelantes, cargados de deseo, incendiarios del espacio que nos separa. Muerdo mi labio inferior sin dejar de mirarte.

Un último dedo se complace en recorrer la tapa del libro por última vez, experimentando las mismas sensaciones que le produciría estar acariciando tu propia piel, antes de ponerme en pie. Mi mirada felina mantiene una contienda velada con la tuya mientras me dirijo con paso pausado hacia el baño y espero.

Son tus pasos los que resuenan ahora en el silencio de la biblioteca, acercándose hacia donde me encuentro, acompasados con el ritmo acelerado de mi corazón.

Ana Centellas. Febrero 2019. Derechos registrados.

https://www.safecreative.org/work/1902159957770-en-la-biblioteca

*Imagen: Pixabay.com (editada)

Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

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