El relato del viernes: «El mensaje»

El mensaje

Apreciado desconocido,

Si este mensaje ha llegado hasta tus manos es porque debo advertirte de que estás en un grave peligro. Disculpa la sinceridad con la que voy a escribirte estas líneas, pero necesito hacerlo de este modo. Si algo he aprendido en la vida es que las palabras tienen un poder extraordinario y confío en ellas para que, cuando leas estas letras, al menos sirvan para hacer germinar una semilla de inseguridad en tu interior y que no las tomes por completo como carentes de fundamento.

Sé que lo que voy a explicarte puede soñar extraño, soy consciente de ello, pero te suplico que no lo tomes en vano. Hace tiempo que poseo una insólita habilidad, seguramente heredada de mi madre, por la que soy capaz de conocer con anticipación acontecimientos que aún no han tenido lugar. Para que me entiendas bien, puedo ver el futuro. No espero que me creas así como así, ni mucho menos, pero sí es mi intención que, al menos, estés precavido cuando leas estas líneas y tomes ciertas precauciones.

Este, digamos, poder, se manifiesta en mis sueños. Y esta noche he soñado contigo, extraño hombre sin cara, y mi sueño me ha revelado un gran peligro para ti, una amenaza que, si no la evitas, podría traerte consecuencias irreparables o, incluso, la muerte. No te asustes, para eso estoy aquí, para avisarte, porque otra de las grandes lecciones que me ha enseñado la vida es que el futuro se puede cambiar. Somos dueños del transcurso de nuestros propios acontecimientos, así que confío en que aún hay una esperanza para ti.

Sé que todo esto es demasiado extraño, incluso para mí, puesto que ni siquiera conozco tu identidad y solo he seguido el impulso que me ha dictado mi corazón para hacerte llegar este aviso por medio de este mensaje encerrado en una botella que en unos instantes arrojaré al río que transcurre cerca de mi casa con la total confianza de que llegará hasta tus manos en el momento oportuno.

No pienses demasiado en ello, solo vete del lugar en el que has encontrado mi mensaje lo más rápidamente posible. No se trata de ninguna broma, te lo aseguro. Solo trato de salvar tu vida.

Hasta que el destino nos vuelva a unir, querido desconocido.

Miguel no puede evitar sonreír con incredulidad tras leer el extraño mensaje encerrado en aquella botella que ha llegado con suavidad hasta sus pies. A su lado, la caña reposa tranquila dentro de las aguas del pantano, repleto de gente que disfruta, como él, de una veraniega mañana de sábado. Varias lanchas recorren el agua, pequeñas barcas y motos acuáticas a gran velocidad dejando tras de sí hermosas estelas que refulgen bajo los rayos solares. Decenas de niños juegan en la orilla, felices, chapoteando con alegría en el agua fresca del pantano. Él, con su equipo de pesca, ha escogido esa mañana un pequeño rincón alejado de la multitud para dedicarse, relajadamente y en soledad, a su pasatiempo favorito.

Sin darle importancia en absoluto a aquel absurdo mensaje, busca con la mirada una papelera en la que deshacerse de aquella botella. Localiza una a unos doscientos metros del lugar en el que está situado y, levantándose con resignación, se dirige hacia ella. Quiere deshacerse de la botella cuanto antes porque, en el fondo y aunque no lo quiera reconocer, su contenido lo ha inquietado. La deposita con delicadeza en el fondo de la papelera para evitar que el cristal pueda romperse y, cuando se gira para regresar a su tranquila mañana de pesca, ve cómo una moto acuática se dirige a toda velocidad hacia la orilla. Parece que el conductor está teniendo problemas y no le es posible frenar.

El cuerpo de Miguel se paraliza cuando ve cómo aquella moto irrumpe en la arena con una fuerza que arrasa con todo lo que encuentra a su paso. La silla en la que hace unos segundos estaba sentado estalla en pedazos al ser asolada por la potente máquina. Ni rastro queda de la caña ni de la mochila en la que guarda sus útiles. El conductor ha salido despedido de la moto tras encallar sobre la arena y reposa tendido varios metros más alejado de la orilla.

Miguel comienza a correr para socorrer a aquella  persona que yace inmóvil en el suelo, pero se detiene unos segundos para echar un último vistazo a la papelera que guarda la botella que había tirado con tanto recelo, mientras no puede evitar preguntarse si se ha tratado de una mera casualidad o si aquel mensaje, en verdad, le ha salvado la vida.

Ana Centellas. Junio 2019. Derechos registrados.

https://www.safecreative.org/work/1906181203027-el-mensaje

*Imagen: Pixabay.com (editada)

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Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

4 comentarios sobre “El relato del viernes: «El mensaje»

  1. ¡Como siempre Ana, maravilloso y y aun mas sorprendente tu narrativa! A ver cuando editas ese libro que estoy aguardando y que no tengo dudas te dará para ti y tu corazón, un genuino reconocimiento. Un formidable viernes, preámbulo de un fin de semana en familia con el amor de siempre. Un cálido saludo.

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