
Oris
Próxima la noche al óbito
surge el anhelo en la piel.
Transita una senda de besos
hasta el río que transcurre
sereno,
solo en apariencia.
Fluye un arroyo de fuego,
con afluentes de lava
-y saliva-
que se deslizan sin pausa
de la cima de un volcán.
Un escalofrío,
dos,
cuatro…
Y el universo se funde
para yacer licuado
en el fondo azucarado
de una copa de ginebra.
Ana Centellas. Octubre 2020. Derechos registrados.


Hermoso ❤️😍
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Gracias!!
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Gracias!!!
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Cuando llegue la erupción, la lava de amor no dejará espacio vacío.
Que de bueno tu poema. Puro romance.
Saludos Anita
Manuel Angel
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🥰🥰🥰
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