
El mordisco del invierno
La vida se portó conmigo
como un invierno
que me azotó sin piedad.
Me ha mordido tanto el frío
que hasta tengo sabañones
en el alma,
el corazón aterido
y con niebla la razón.
Insensibles se han quedado
para siempre mis entrañas,
descubiertas,
sin abrigo,
sin amparo ante el acoso
de una existencia glacial.
Ya no espero de la vida
que traiga algo bueno consigo,
ni un verano que derrita
el hielo que siempre ha cubierto
mi inclemente soledad.
Solo tengo la esperanza
de reencontrarme contigo
y cuando vaya a la cama,
el calor le muerda al frío.
Ana Centellas. Octubre 2021. Derechos registrados.


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