
Ruido
Mi morada ha sido siempre
una cueva clandestina
donde el único sonido
era el eco de un murmullo
que moría contra el muro
de una piedra sin labrar.
Me acostumbré a recibir
al silencio en mi refugio
y mis únicas palabras
fueron escritas en clave
con mi sangre lacerada.
Solo los lobos se atreven
a lanzar sus aullidos al viento
cuando la noche se cierne
con su devastadora afasia
sobre mi cuerpo silente.
Hace tiempo que perdí
el miedo a mi sufrimiento
y desde mi promontorio
de miserias y lamentos
voy rastreando a la manada
que un día lideraré.
Ataviada con el manto
de alguna ilusa quimera
confeccionaré con sus pieles
mi ansiado tambor de guerra.
Y me asomaré al abismo
de mi mutismo cohibido
y le gritaré a los vientos
cual ciclón embravecido,
prepárate mundo cruel,
que voy a hacer mucho ruido.
Ana Centellas. Octubre 2021. Derechos registrados.

