
Carnaval, te quiero
Me enamoré de ti durante un mes de febrero en el que la escarcha no solo cubría los campos durante la alborada, sino que también lo hacía en las áridas labranzas de mi corazón. No quise caer en antiguos estereotipos pasados de moda, así que no dejé que fuese ninguna flecha lanzada por algún incauto ángel la que prendiese la llama del amor que dormía con placidez en mi interior. Por eso, en febrero, nosotros seguimos sin celebrar San Valentín, como el resto de los mortales, porque siempre fuimos diferentes.
He dicho que me enamoré de ti, pero, quizá, no sea esa la mejor manera de expresarlo. Si he de ser sincera, lo cierto es que fuiste tú quien me fue enamorando, quien se atrevió a traspasar las altas murallas que rodeaban mi preciado castillo de princesa encantada y quien sembró en mis yermas campiñas la semilla de un amor que ha sido capaz de derribar todas mis defensas. Lo hiciste muy quedo, sin que apenas me enterase, así que poco pude hacer yo para evitarlo. Cuando me quise dar cuenta, ya habías girado la llave del candado de mi corazón y habías entrado en él como solo tú supiste hacerlo: a hombros y por la puerta grande.
Nuestro amor se fue guisando a fuego lento como un pucherito en la lumbre, a la abrigá del levante, entre letrillas y versos, con la luna de testigo y al compás de un pasodoble. El querer se nos fue desvistiendo entre comparsas y risas, en el corto caminito que va de la Caleta al Falla, entre pitos y colores, con cadencia de cuplé. Se paseó sin tapujos por las calles de La Viña, entre flores y coquinas, y al llegar al Mentidero yo ya no podía dejarte de querer.
Es tanto lo que te quiero que sin ti me falta el aire, que me asfixio sin remedio en un pedazo de asfalto desde el que no se divisa el mar, donde no huele a naranjo y ni siquiera saben lo que son unas papas aliñás. Por eso espero a febrero, para poder echarme a tus calles y airear nuestro cariño para que el mundo se entere de lo que es un amor de verdad. Y si hay alguien que no entienda cuánto puedo llegar a quererte, que se le seque la hierbabuena, que yo quiero vivir siempre a tu lado, carnaval.
Ana Centellas. Enero 2022. Derechos registrados.


No sabes cuanto te entiendo, yo también siento lo mismo… Vivo contando febreros compañera… Y como siempre digo, solo el que lo vive, lo entiende. Tanto anhelo yo Cádiz y es tanto lo que siento por el carnaval que tuve que plasmarlo todo en mi libro, Eterno Febrero, porque era algo como que le debía a Cádiz. Me encanta tu escrito, por cierto, porque me siento muy identificada. Un abrazo, de carnavalera a carnavalera 😉🎉
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Me lo tengo que leer sí o sí!! Mañana bajo al ilegal, a mi trocito de corazón en el sur… Un fuerte abrazo y disfruta del carnaval!! 🎭😘
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Reblogueó esto en RELATOS Y COLUMNAS.
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