Los 52 golpes. Golpe #01: «Caminos diferentes»

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Carmen y Rodrigo eran amigos de toda la vida. De toda la vida en el sentido más literal, ya que fueron juntos a la guardería, al colegio, al instituto y ahora a la universidad. Carmen vivía tres portales más abajo que Rodrigo en la misma calle. Durante años Rodrigo había pasado a recogerla para ir a clase juntos, eran inseparables.

Y lo seguían siendo, ahora con veinte años. Cuántas tardes compartidas en la habitación de uno o de otra, charlando, escuchando música, contándose confidencias. Pero, habiéndose criado juntos, en el mismo entorno, el destino había hecho que sus vidas tomasen caminos diferentes. Caminos diferentes, que a veces se cruzan, a veces se alejan, se mantienen paralelos e incluso llegan a unirse.

Rodrigo, excelente estudiante desde sus años de colegio, mantenía un expediente intachable en la facultad de medicina. No faltaba a ninguna de las clases y todos los días dedicaba un tiempo a estudiar, quería convertirse en un neurocirujano espectacular. Carmen, en cambio, se acercó a otro tipo de compañías que había conocido en la facultad. Faltaba a todas las clases que podía, y ahogaba las mañanas en alcohol junto con sus nuevos amigos.

Las tardes y noches durante la semana eran de ellos dos. Siempre, sin excepción, se reunían en casa de uno u otro y pasaban horas encerrados en sus habitaciones. En esos momentos, ambos eran felices. Pero los fines de semana, Carmen comenzó a salir con su nuevo grupo de amigos.

Las tardes en casa de Carmen comenzaron a ser distintas. Cuando se reunían en casa de Rodrigo aquello no pasaba, pero en la habitación de Carmen la atmósfera que se respiraba era completamente distinta. El aire quedaba viciado por el humo del tabaco mezclado con otro tipo de sustancias que a Rodrigo le nublaban la mente. Él no fumaba, pero tanta tarde acompañando a su amiga en aquella atmósfera acogedora, le llevaron a unirse a ella.

Hoy Carmen y Rodrigo están sentados en el suelo de la habitación de Carmen, las espaldas apoyadas contra la cama. Carmen está liando un porro mientras Rodrigo se acerca a ella y la huele. Le encanta su olor. Se recrea en el olor del tabaco y el chocolate que está mezclando Carmen con habilidad pasmosa. Un olor poderosamente excitante para él que penetra por sus fosas nasales y llega directo hasta el punto exacto de su cerebro que controla su lucidez. Es la tercera vez que lo hacen aquella tarde, Rodrigo está prácticamente tumbado sobre ella, aspirando el potente aroma que le enloquece. La música suena a un volumen ensordecedor.

Los ojos de Carmen cada vez están más entrecerrados, Rodrigo la ve hermosa como nunca. En la primera calada siente cómo sus manos recorren el cuerpo de la chica, apreciando la firmeza de su anatomía. Carmen continúa sentada liando otro canuto para ella.

En la segunda calada que da Rodrigo, antes de verter la pavesa sobre el cenicero a rebosar, ha desabrochado su blusa y contempla embelesado los pechos más bonitos del mundo, libres de las ataduras de ningún sostén. Queda hipnotizado por esos duros pezones que parecen invitarle a lamerlos. No lo piensa, acaricia suavemente esos dulces pechos y los lame, los chupa, los muerde a su antojo. Para entonces, Carmen enciende su cigarrillo con los ojos entrevelados.

Rodrigo da una calada más. Inspira fuerte y exhala una gran bocanada de humo narcotizante. Ya tenía a Carmen completamente desnuda ante sí, con las piernas abiertas exhibiendo su pubis perfectamente rasurado. Nota cómo su miembro se endurece ante aquella visión, pero aún no se atreve a tocarle, a profanar ese magnífico cuerpo con el que tantas veces había soñado. Vuelve a dar una calada. Carmen sigue totalmente laxa apoyada contra la cama.

Una calada más y Rodrigo se aventura a tocar el sexo de Carmen, completamente lubricado. Introduce un dedo, dos. Se recrea en él unos instantes antes de introducir ávidamente su lengua. Lame con delicadeza el clítoris de Carmen mientras sigue introduciendo los dedos en su interior. Carmen tiene ya los ojos prácticamente cerrados.

 Una última calada al porro antes de apagarlo con furia en el cenicero. No puede más, su miembro amenaza con romper el pantalón vaquero que lo tiene secuestrado. Rodrigo lo libera y se introduce en el cuerpo de Carmen con energía, embistiendo una y otra vez. Nota el orgasmo de ella en forma de espasmos sobre su miembro, mientras él mismo se libera pausadamente en su interior. La cabeza de Carmen reposa hacia atrás sobre el colchón de su cama.

Un ligero calor sobre las piernas saca a Carmen de su trance. Se ha quedado dormida y el cigarrillo le está quemando la falda. Rápidamente despierta a Rodrigo, que reposa sobre ella con una gran expresión de satisfacción en la cara. Rodrigo despierta violentamente, aún no sabe lo que está pasando. La más que evidente mancha en sus pantalones le provoca una sensación inmediata de vergüenza. Se excusa torpemente y camina cabizbajo los tres portales que le separan de su casa.

Rodrigo ama a Carmen pero nunca será capaz de confesárselo. Carmen no ama a Rodrigo, ama a un tipo con melena que posteriormente se convertiría en el mejor cirujano cardiovascular de España. Ella centraría sus estudios y conseguiría convertirse también en una excelente cirujana cardiovascular. Tendrían un chalet, dos hijos y un perro.

Rodrigo continúa reviviendo su pasión con Carmen a través del consumo de cannabis. Lo más que ha logrado ha sido convertirse en médico de familia. Comparte su vida con una mujer con la que solo intenta recrear los momentos de pasión alucinógena vividos con Carmen. Tienen un hijo y un pequeño apartamento en las afueras de Madrid.

Después de aquella turbia tarde, no volvieron a reunirse. Rodrigo nunca tuvo fuerzas para ello. El destino había hecho que sus vidas tomasen caminos diferentes.

Esta ha sido mi primera colaboración en el proyecto Los 52 golpes, espero os haya gustado.

Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

37 comentarios sobre “Los 52 golpes. Golpe #01: «Caminos diferentes»

  1. ⭐⭐⭐, de 5

    ¿Te imaginas la cara que pondría un catedrático al estar frente un examen que le llama la atención la dejadez evidenciada a simple vista por su deficitaria presentación? Pues esa misma se me ha quedado a mí al observar que unos párrafos aparezcan justificados y otros no.

    Por otro lado, según el apartado a) Tema mayúsculas, subgrupo letra inicial mayúscula «… facultad de medicina […]» debería aparecer así: «… Facultad de Medicina […]».

    También me ha sorprendido, para mal, que hayas mezclado de manera incoherente los tiempos verbales en el párrafo seis: «… Es la tercera vez que lo hacen aquella tarde, […]». Y en el diez, tal y como está presentado, genera, en mí, la duda de si es él o el sexo de ella lo que está lubricado.

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    1. Perdona, Fran, pero te aseguro que el texto que introduje en la entrada programada estaba completamente justificado. No es culpa mía si WordPress luego ha hecho lo que ha querido, cambiando incluso el tamaño de letra en algunos párrafos.

      En el resto de aclaraciones te doy la razón, hay veces que por más que revises un texto se te escapan cosas, porque la mente da por bueno aquello que haya entendido, incluso si el orden de las letras se encontrase alterado…

      Por último, te agradecería dejases de otorgar puntuaciones con estrellas. Mi ánimo aquí únicamente es el de compartir los textos que me surgen, si te ha gustado lo dices y si no también. Me parece muy bien que se hagan críticas constructivas, como las que haces, pues estamos aprendiendo y toda observación siempre es bienvenida. Pero lo que no quiero es que se me otorgue una puntuación, esto no es Amazon.

      Espero no te tomes a mal el comentario, dicho con todo el respecto y con el que solo pretendo dar a conocer la sensación que me produce.

      Un beso

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      1. No, no, para nada; la libertad de expresión es un derecho que nos pertenece a todas las personas por igual y este ha de primar ante cualquier circunstancia que se nos presente.

        Lo de la puntuación es con el fin de indicar el grado de satisfacción, el tres de 5 simboliza que está bien, cuatro equivale a notable y el cinco a excelente, pero en vista de lo expuesto, me limitaré a leer y comentar si es que lo estimo oportuno, ya que las ideas y los consejos, cuando no se tienen en cuenta, adquieren la consideración de dar el tiempo por perdido.
        Saludos

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      2. Creo que no me has entendido, los consejos y las críticas siempre son bienvenidas, como te dije antes. Lo único que no me gusta es que se me asigne una «nota». Por supuesto que se tienen en cuenta los consejos. Por favor, sigue haciéndolo, no te cortes 😘😘😘

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  2. La introducción de tipografía diferente para la experiencia de cada cual ayuda a comprender los puntos de vista, bien por ello. Por otro lado, la bifurcación de historias me ha traído a la mente el libro de Tuttle que reseñé. Y si has visto La la land, donde también hay algo de eso, comprenderás que estoy empezando a emparanoiarme con tantas cosas de elecciones cuánticas 😀 😀 😀
    El párrafo en el que te centras en el sentido olfativo, por cierto, muy bien: solemos escribir pensando solo en el visual y el auditivo, y eso da bastante color.

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    1. La diferente tipografía no ha sido elección mía, esto se ha vuelto loco! Algo que no puedo modificar puesto que en mi entrada aparece correcta! El libro lo tengo anotando para la lista de pendientes de comprar, que no para de crecer 😅 y La la land, ni de coña, si hay algo que no soporto son los musicales…

      Besotes!!!

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  3. El relato esta muy bien pero debo decir que me pase un buen rato tratando de darle sentido a los cambios de tipografía hasta que leí los otros comentarios XD.

    Me gusto lo «realista» del texto, la ironía de la desición de la chica, la moraleja del protagonista.. ufff.. muchas cosas.
    gracias por compartir.

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  4. Durante un buen rato me has sumergido en los recuerdos de mi primera juventud. Nada sé de aquellos amigos que fueron tan importantes en esa época, porque emigré temprano, pero los enamoramientos creo que estuvieron a la orden del día y los canutos también. Un beso.

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      1. Los tiempos de la universidad??? Vamos! Yo estudié en Somosaguas, al lado del pueblecito de Húmera. Ahí había un pub que se llamaba Clase (aunque a lo mejor era Klase), y te ibas a las 12 de la mañana igual que si fuesen las 3 de la madrugada. Pero estabas en clase 😂😂😂

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      2. No puedes ni imaginar lo que me gusta que tu paso por la universidad te traiga tan gratos recuerdos. El nuestro fue distinto, incluso, ante los constantes cierres gubernamentales, muchos optamos por abandonar y trabajar. Agua pasada. Un beso.

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      3. No tengo nada que criticar, al contrario, creo que es la vida que corresponde a una estudiante normal. Aquella situación no lo era.Ana y a la vista de los resultados no tiene mérito añadido. Un beso.

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  5. Ufff… Imposible que no me gustara, pero tú sigues como siempre, destrozándome con tus dramas.
    El cannabis, como todas las drogas, desinhibe, desata las pasiones reprimidas por el consciente; ahí es donde habla nuestro yo más real. Pero es cruel que no acabaran juntos.
    Bello texto, amiga. Besos.

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  6. Muy buena historia ANa, no me esperaba ese giro al final, en medio de la confusión por la droga … pero ha sido un golpe realista, que se agradece para huir del idilio con el que se nos presentan a veces las relaciones.
    Entiendo que los protagonistas no acaben juntos, así es la vida tantas veces, cada uno tiene que seguir su propio camino cuando de la amistad se pasa a algo más serio como el amor y el sentimiento no es correspondido.

    Un abrazo y sigue escribiendo que lo haces fenomenal!

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  7. Se me ocurren varios comentarios.
    El primero, que admiro tu habilidad para escribir un pasaje erótico. Nunca he sabido. Me parece dificilísimo.
    El segundo, que dos cirujanos cardiovasculares en España pueden tener o chalet o perro. Las dos cosas, difícil, salvo que hagan guardias hasta los 70 o que el chalet esté bien alejado de una carretera. Exagero, pero no demasiado.
    El tercero, que el Médico de Familia gana muy poco menos que el Cirujano CV, y que su apartamento en las afueras de Madrid puede ser tasado como el chalet de los Cirujas, dependiendo de lo que consideremos afueras de Madrid.
    El cuarto, que estar enamorado de una persona toda una vida y no conseguir estar con ella, es una gran faena, que hay que afrontar con espíritu deportivo o por el contrario, emigrar a Auckland.
    Excelente, como siempre.

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