A letras con los lunes – Baúl de los recuerdos: «Círculos viciosos»

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Círculos viciosos

Se enrarece el aire a nuestro alrededor, aire viciado que nos envuelve. Sin embargo, no es algo que me moleste; más bien todo lo contrario.  Me agrada, me encanta, me hipnotiza. Aire enrarecido procedente de nuestras respiraciones acompasadas en tan solo diez metros cuadrados. Una mezcolanza de aromas, el tuyo, el mío, mi perfume, el tuyo.

Aprovecho este momento de calma, de reposo, de descanso del guerrero, para echar un vistazo a mi alrededor. La luz del atardecer se filtra por las rendijas de la persiana, creando multitud de líneas luminosas que se entrometen caprichosas en la habitación. Miles de partículas flotan en ellas, como si de una lluvia de estrellas se tratase. Miles de estrellas doradas que nos acompañan. Con las luces apagadas, es el único destello de luminosidad que consigo percibir. Y me invade una sensación de paz, observando absorta cómo danzan mis pequeñas estrellas.

Vuelvo la mirada hacia ti. Me siento por completo hipnotizada por el ritmo de tu respiración, lento y acompasado. Tranquilo. Contemplo tu pecho subir y bajar, subir y bajar, en un movimiento perfectamente sincronizado, sin prisa, sin pausa, absorbiendo mi atención.

Entonces me topo con tu sonrisa, esa descarada, cariñosa, burlona y conquistadora, todo al mismo tiempo. Y algo se vuelve a derretir en mi interior, y el aire continúa viciándose más y más, hasta que consigo que tu mirada también se enturbie, se vicie. Y entramos de nuevo en este círculo vicioso de aire viciado, del que no quisiera salir nunca jamás, acompañando al ritmo de tu viciada (¿o viciosa?) respiración.

Ana Centellas. Febrero 2017. Derechos registrados.

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Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

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