El relato del viernes: «La señorita»

 

LA SEÑORITA
Imagen: Pixabay

 

 

LA SEÑORITA

Había una vez, no hace mucho tiempo, en un lugar no muy lejano, una linda señorita, joven y bella como pocas se habían visto sobre la faz de la tierra. Esta señorita, a la que todo el mundo se empeñaba en llamar señora, vivía humildemente con su familia a las afueras de una gran ciudad.

Esta tierna señorita gustaba mucho de la escritura, recreando las más bellas historias y cuentos, mientras sus largos y suaves dedos se desplazaban con suavidad por las teclas del ordenador, dando forma en su procesador de textos a las más variadas recreaciones de escenas que se producían en su mente.

Gustosa también de la lectura, aun así su mayor placer continuaba siendo la escritura, teniendo un libro auto publicado en el mercado que no había leído ni su propio marido. Pero ella no desesperaba, seguía escribiendo, escribiendo y escribiendo sin parar, intentando mejorar en cada nuevo texto para poder lanzarse a su verdadera pasión: la de ser escritora.

Hasta ese momento se ganaba la vida como contable en el departamento financiero de una empresa constructora portuguesa, lo que le había traído como único beneficio un ligero conocimiento del idioma del país vecino.

Mientras, esta señorita había formado una gran familia virtual con la que compartía sus escritos y disfrutaba mucho con la lectura de los escritos de los demás. Además, había muchas personas de su familia virtual que la conocían más que otras personas que tenían más trato con ella. Todo ello se realizaba a través de magníficos blogs que se mantenían en la red.

Lo cierto es que la señorita de la que hablamos siempre había mantenido una vida recta y sin tacha, sin ningún tipo de pecado. Por ello, en estos días en los que celebramos la Semana Santa, días de abstención e introspección, ella se encontraba tranquila, pues sabía que no tenía pecado del que hacer penitencia.

Pero llegó el Jueves Santo por la noche, y nuestra señorita se encontró con que no tenía ningún relato que ofrecer a su gran familia virtual al día siguiente, viernes. Y fuera por lo que fuese, bien por el día festivo que invitaba al asueto, bien por las drogas legales que le habían sido suministradas para tratar sus trastornos de personalidad, lo cierto es que no solo no tenía ningún relato para el viernes, sino que además le estaba invadiendo uno de los grandes pecados capitales: la pereza. Una enorme pereza invadió a la señorita de nuestras dichas y desdichas, que le impedía redactar relato alguno para su blog.

Y así fue como, por primera vez en la historia, esta señorita no tenía ninguna creación para publicar en su blog, y además tenía que ir a confesarse, por haber sucumbido al pecado de la pereza.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

NOTA: Todas las anécdotas aquí contadas son fruto de la imaginación, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (salvo la parte de linda señorita, joven y bella).

Ana Centellas. Abril 2017. Derechos registrados.

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Publicado por Ana Centellas

Porque nunca es tarde para perseguir tus sueños y jamás hay que renunciar a ellos. Financiera de profesión, escritora de vocación. Aprendiendo a escribir, aprendiendo a vivir.

24 comentarios sobre “El relato del viernes: «La señorita»

  1. Si la tal señorita se quedó durante unas horas sin combustible para la imaginación o se le paró el motor de la aspiradora por exceso de uso. A lo mejor le valga el consejo de un viejo cuentista? Que atraviesa la verja, maquina en faldriquera, y vuelve maquinando las historias que trae enredadas entre las fotos, aunque luego no se las lea ni dios. Pero él se ríe solo. Un besazo.

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  2. Está bella señorita tiene aún más ingenio y creatividad del que describe. Pues aquí nos tiene a todos degustando un nuevo relato y pretende hacernos creer que tiene pereza… ¡A confesarse nomás! Jajaja!!
    ¡Muy bueno Ana!!
    Abrazos!! 😀😀😀

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