LOS COLORES MÁGICOS (II)
Al cabo de varios días, casi una semana, a la vuelta de la escuela Jaime se decidió a abrir su enorme caja de colores. Decidió empezar por los lápices de colores. Tomó de uno de sus cajones un bloc de dibujo y comenzó a trazar líneas con su lápiz de grafito. El lápiz se deslizaba con demasiada facilidad sobre el papel y el trazo era muy definido para un niño de su edad.
Cuando contempló su dibujo, Jaime quedó maravillado. Era el mejor dibujo que sin duda había hecho nunca. Más que satisfecho con el resultado, decidió colorearlo con los lápices de color para que quedase espléndido. Empezó un poco temeroso, pues a él siempre se le salía el color del dibujo, con algunos rayajos que sobresalían por doquier. Pero, en esta ocasión, los colores se deslizaban con tanta facilidad que era imposible salirse del dibujo. El resultado fue de una precisión impresionante.
Sobre su bloc de dibujo aparecía imponente un precioso castillo con una princesa subida en la más alta torre. Un dragón furioso escupía fuego por la nariz mientras se aproximaba al balcón. La princesa tenía una cara de inmenso horror. Por una esquina del bloc, un valiente caballero asomaba espada en mano dispuesto a rescatar a la pobre princesa en apuros. Aquel dibujo era digno de estar expuesto en una de las mejores galerías de arte, o incluso en un museo.
Satisfecho con el trabajo que había realizado, Jaime se dispuso a cerrar el bloc. No quería que sus colores se gastasen el primer día. Sobre todo cuando había hecho un dibujo tan excelente. Verás cuando se lo enseñase a sus padres. Estaba claro que iban a alucinar, seguro que incluso se pensaban lo de apuntarle a una academia de arte. Si él ya sabía que sería un gran artista.
Pero, justo antes de que cerrara el bloc, una extraña fuerza le absorbió y de pronto se vio dentro de su pintura. Era el valiente caballero que se proponía luchar contra el dragón para salvar a la bella princesa. ‘Madre mía’, pensó Jaime, ‘estos colores son mágicos, ¿y ahora qué hago yo?’ Pero, como si ya estuviese escrito en el guión de la historia que había dibujado antes, en seguida se vio luchando contra aquel fiero dragón. Se llevó una buena quemadura en un brazo, pero consiguió acabar con él. La lucha fue encarnizada, nada fácil, pero logró su intención de salvar a aquella preciosa princesa encerrada en su colosal castillo. Esta, al verse libre del dragón que la estaba acosando, bajó rauda las escaleras del castillo y, dándole a Jaime un gran abrazo, le entregó un mechón de su larga cabellera rubia, para que siempre le protegiera y en símbolo de gratitud.
Sin saber cómo, logró salir de su pintura y se encontró de nuevo en su habitación, con el trozo de cabello rubio entre sus dedos y una gran quemadura en el brazo. Guardó con mimo el mechón en uno de sus cajones y se tapó la herida del brazo. Puso a buen recaudo el bloc de dibujo. No les diría nada a sus padres hasta que no estuviera seguro de lo que estaba ocurriendo.
CONTINUARÁ…
Ana Centellas. Junio 2017. Derechos registrados.
MI COLOR MÁGICO ES EL VIOLETA, MERA INFORMACIÓN NA MAS
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Lo tendré en cuenta 😉
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Qué interesante, Ana, amiga. Sigo pendiente para leer el.siguiente capítulo. Besos a tu alma.
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Mil gracias, Mar. Guapísima con tu nuevo look!!! Besos para tu alma
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Buenas tarde domingo Ana. Sabes a mi me gusta todo los colores. Me gusto mucho leer esta entrada.
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Gracias Junior!!!!! En cuanto pueda, estás vacas me preparo algo para tu blog!! Si me dejas, claro!! Besazos!!
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Claro que te dejó. Cuando quieras, puedes poner lo que quieras. Muchas gracias. Besos.
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¡Ana escribe fantasía! ¡Ana escribe fantasía! 😀 😀 😀 😀
Una anotación, así, con cariño y tal 😉 Inicias un párrafo con «Satisfecho con el trabajo que había realizado, «, es una construcción que es muy similar, casi idéntica, a lo escrito dos párrafos antes: «Más que satisfecho con el resultado». Te lo digo porque me crea una repetición un poco feúcha 😉
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Gracias, milord. Y si cambio el «satisfecho con el trabajo» por un «orgulloso de su trabajo»????
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Hum. La cuestión es que lo que me suena mal, más que la repetición de palabras, es la repetición de la construcción sintáctica. Soy un tiquismiquis, ya lo sabes 😀
¿Y si la frase «Más que satisfecho con el resultado, decidió colorearlo con los lápices de color para que quedase espléndido» la cambias para que la acción sea colorearlo para que el trabajo resulte muy satisfactorio, espléndido o lo que sea? Ya sabes que es una sugerencia, puedes no hacerme ni p*t* caso, que soy así de pesadico 😉
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Teniendo en cuenta que aún no he desayunado y me cuesta ver, quizá opte por la última opción. Más adelante ya si eso 😉
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Venga pues. Si te sientes con fuerzas (supongo que a estas horas ya habrás casi comido :D)
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Jajajaja en la playaaaaaa
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